La Biblia no ofrece una descripción detallada de cómo los apóstoles oraban, pero podemos obtener una idea de cómo lo hacían a partir de los relatos de sus oraciones en los evangelios y en el libro de los Hechos.
En primer lugar, los apóstoles oraban a Dios en nombre de Jesucristo. En Juan 14:13-14, Jesús les dice a sus discípulos: “Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré”.
En segundo lugar, los apóstoles oraban con fe y confianza en Dios. En Marcos 11:24, Jesús dice: “Por eso os digo que todo lo que pidáis en oración, creed que lo recibiréis, y os vendrá”.
En tercer lugar, los apóstoles oraban por el poder del Espíritu Santo. En Efesios 6:18, Pablo les dice a los cristianos que “oren en todo momento con toda oración y súplica en el Espíritu”.
En cuarto lugar, los apóstoles oraban por la voluntad de Dios. En Mateo 6:10, Jesús enseña a sus discípulos a orar: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”.
Además, en el libro de los Hechos, vemos que los apóstoles oraban juntos en comunidad. En Hechos 1:14, se describe cómo los discípulos estaban “todos perseverando unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos”.
También en Hechos 2:42, se nos dice que los primeros cristianos “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”.
En resumen, los apóstoles oraban en nombre de Jesucristo, con fe y confianza en Dios, por el poder del Espíritu Santo, por la voluntad de Dios y en comunidad. Estos principios todavía son importantes para la oración cristiana hoy en día y pueden guiarnos a tener una relación más profunda con Dios a través de la oración