Enseñanza · mayo 7, 2023

«Dura cosa te es dar coces contra el aguijón»

El encuentro de Saulo de Tarso, quien más tarde se convertiría en el apóstol Pablo, con Jesucristo en el camino a Damasco es uno de los episodios más significativos y transformadores de la historia del cristianismo. En ese momento, Saulo era un perseguidor feroz de los cristianos, y se dirigía a Damasco con el objetivo de arrestar y encarcelar a más seguidores de Jesús. Sin embargo, en el camino, experimentó una poderosa visión que lo llevó a un cambio radical de vida.

En Hechos 26:14, Pablo recuerda lo que Jesús le dijo durante su encuentro: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón». Esta es una frase poderosa que contiene una lección importante sobre el poder y la soberanía de Dios, y cómo es mejor cooperar con Él que resistirse.

La frase «dar coces contra el aguijón» se refiere a la acción de un animal cuando patea o golpea con sus patas traseras para resistir o luchar contra algo que lo está lastimando o controlando. El «aguijón» es una vara con una punta afilada que se utilizaba para dirigir y controlar los animales, especialmente los bueyes. Al resistir el aguijón, el animal solo se lastima más a sí mismo y prolonga el dolor.

Cuando Jesús le dijo a Saulo que era una «dura cosa dar coces contra el aguijón», estaba hablando de lo inútil de resistirse a la voluntad de Dios y al llamado divino en su vida. Saulo estaba luchando contra el propósito de Dios para él, y estaba experimentando dolor y sufrimiento como resultado. Sin embargo, si hubiera cooperado con Dios, su sufrimiento habría sido menor y su vida habría sido más plena y significativa.

Esta frase también tiene una aplicación más amplia en nuestras propias vidas. A menudo nos encontramos luchando contra circunstancias difíciles, o resistiéndonos a las pruebas y desafíos que Dios nos presenta en la vida. Sin embargo, cuando luchamos contra lo que Dios está tratando de hacer en nuestras vidas, solo prolongamos nuestro dolor y sufrimiento. En cambio, cuando nos entregamos a Él y confiamos en su dirección y propósito, experimentamos una paz y un gozo que trascienden las circunstancias difíciles.

En conclusión, la frase «dura cosa te es dar coces contra el aguijón» es una lección importante sobre la necesidad de confiar en Dios y cooperar con su voluntad en lugar de resistirla. Al hacerlo, podemos experimentar una vida plena y significativa, incluso en medio de las pruebas y desafíos de la vida.