El encuentro de Saulo de Tarso, quien más tarde se convertiría en el apóstol Pablo, con Jesucristo en el camino a Damasco es uno de los episodios más significativos y transformadores de la historia del cristianismo. En ese momento, Saulo era un perseguidor feroz de los cristianos, y se dirigía a Damasco con el objetivo de arrestar y encarcelar a más seguidores de Jesús. Sin embargo, en el camino, experimentó una poderosa visión que lo llevó a un cambio radical de vida.
En Hechos 26:14, Pablo recuerda lo que Jesús le dijo durante su encuentro: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón». Esta es una frase poderosa que contiene una lección importante sobre el poder y la soberanía de Dios, y cómo es mejor cooperar con Él que resistirse.
La frase «dar coces contra el aguijón» se refiere a la acción de un animal cuando patea o golpea con sus patas traseras para resistir o luchar contra algo que lo está lastimando o controlando. El «aguijón» es una vara con una punta afilada que se utilizaba para dirigir y controlar los animales, especialmente los bueyes. Al resistir el aguijón, el animal solo se lastima más a sí mismo y prolonga el dolor.
Cuando Jesús le dijo a Saulo que era una «dura cosa dar coces contra el aguijón», estaba hablando de lo inútil de resistirse a la voluntad de Dios y al llamado divino en su vida. Saulo estaba luchando contra el propósito de Dios para él, y estaba experimentando dolor y sufrimiento como resultado. Sin embargo, si hubiera cooperado con Dios, su sufrimiento habría sido menor y su vida habría sido más plena y significativa.
Esta frase también tiene una aplicación más amplia en nuestras propias vidas. A menudo nos encontramos luchando contra circunstancias difíciles, o resistiéndonos a las pruebas y desafíos que Dios nos presenta en la vida. Sin embargo, cuando luchamos contra lo que Dios está tratando de hacer en nuestras vidas, solo prolongamos nuestro dolor y sufrimiento. En cambio, cuando nos entregamos a Él y confiamos en su dirección y propósito, experimentamos una paz y un gozo que trascienden las circunstancias difíciles.
En conclusión, la frase «dura cosa te es dar coces contra el aguijón» es una lección importante sobre la necesidad de confiar en Dios y cooperar con su voluntad en lugar de resistirla. Al hacerlo, podemos experimentar una vida plena y significativa, incluso en medio de las pruebas y desafíos de la vida.